¿Recuerdas alguna experiencia en un entorno natural, donde te encontraras contemplando su magnitud y dejándote envolver sólo por los sentidos?
Seguramente que sí y a medida que sigues leyendo estas líneas, vayas pudiendo apreciar de nuevo aquella sensación. Ahora, como si lo vivieras de nuevo. Y podrías hacer cada vez más intensa esa experiencia al tiempo que respiras profundamente, permitiendo que el bienestar, la plenitud, vayan asentándose en todo tu cuerpo.


Bien, ahora ve volviendo despacio a la conciencia del lugar donde te encuentras. Date cuenta cómo con esta sencilla práctica has conseguido evocar las emociones que estaban asociadas al pensamiento del recuerdo, a la vez que apreciabas las sensaciones corporales. Lo que está ocurriendo, es simplemente, que estás siendo consciente de la conexión entre todas esas partes.

Para apreciar la relación entre cuerpo, mente y emociones, hace falta poner intención y atención conscientes.
Vivimos en un mundo rápido, con hábitos automatizados (inconscientes), cada vez más invadido de productos artificiales y elaborados. Tal vez esa inercia nos haga creer en la idea de una salud «prefabricada», que pueda dejarse en manos profesionales. Y la realidad nos enseña que el camino va por otro lado. Que es necesario coger las riendas, ser conscientes, reflexionar.

Cuando de verdad estamos bien, nos sentimos de manera muy similar a la experiencia de lo natural. El enfoque «Conciencia y Salud» va ganando relevancia y va más allá de la mera prescripción de remedios naturales. Para ganar conciencia y por tanto salud, hay que reparar en lo que pensamos y lo que sentimos, gestionar bien las emociones y emplear adecuadamente el intelecto.

Te invito a descubrir el camino hacia el auto-cuidado consciente y natural de la salud, abrazando la totalidad de lo que somos: cuerpo, psique, energía. Porque todas las partes son necesarias para reencontrar la salud y la alegría.