Emociones, salud y enfermedad

¿Puedes abrirte a la idea de que el malestar físico, los síntomas y la enfermedad, se relacionan con tus emociones y pensamientos?

Podemos dar atención y explicar cada parte por separado, pero eso no significa que lo estén. Un buen nivel de conciencia corporal nos permite ver lo estrechamente vinculadas que están.

Las medicinas tradicionales antiguas siempre han defendido la relación cuerpo-mente y sus enfoques terapéuticos lo consideran esencial.  Actualmente, existen cada vez más estudios que ponen de manifiesto la importante relación entre las emociones y la aparición y el pronóstico de la enfermedad [i]

Nos afectan los tóxicos de la alimentación, del agua, del medio ambiente. Esto es un hecho comprobado. Pero también nos intoxicamos con nuestros pensamientos y emociones. La rabia, el miedo, la ira, los sentimientos de culpa, de incapacidad, etc., pueden ser tan nocivos para la salud como el peor de los tóxicos.

La íntima relación entre cuerpo y mente, nos permite considerar que los síntomas y la enfermedad son algo más que un problema físico. Son también la expresión de una realidad interior que debemos atender al mismo tiempo que cuidamos del cuerpo.

Fijémonos cómo la forma de hablar al explicar lo que nos pasa, pone de manifiesto la cercanía entre el sufrimiento corporal y el sufrimiento emocional. Estos son algunos ejemplos de casos reales.

            1. “Me pica todo el cuerpo, reacciono a todo, estoy al límite”. Esta persona sufre una dermatitis desde hace dos meses, con un picor que la hace estar siempre inquieta y muy molesta. Admite que es muy sensible y que emocionalmente lleva un tiempo sintiendo que las cosas le desbordan.

            Caso 2. “Llevo este dolor encima desde hace mucho y no puedo más”. El paciente sufre dolor lumbar desde hace casi un año. Explica que emocionalmente se siente muy agobiado por una serie de problemas para los que no ve salida.

            Caso 3. “Me duele el estómago, no me pasa la comida. Siento como si tuviera que digerir piedras”. Esta persona explica que vive muchas tensiones diarias con su pareja y también con su familia.

Somos seres sensibles, lo que quiere decir que tenemos capacidad de sentir. Contamos con un increíble diseño biológico que nos permite registrar emociones, construir ideas y memorizarlo todo.

En nuestro cerebro se almacenan las vivencias tal como las hemos experimentado. Puede que no seamos muy conscientes de las emociones que sentíamos en ese momento, o tal vez no lo recordemos, pero los impactos emocionales quedan registrados y nos afectan.

No es posible dividir la mente del cuerpo
La salud es un resultado, fruto del equilibrio del cuerpo, la mente, las emociones y el espíritu.

Para sanar no podemos dividir la mente del cuerpo. No podemos hacerlo, ni para comprender cómo nos afectan las cosas, ni tampoco para curarnos.

En ningún caso quiero decir que nos inventemos o imaginemos las enfermedades o los síntomas de malestar, todo lo contrario, son una realidad aplastante de nuestro presente.

La enfermedad existe y debemos poner en marcha recursos para curarla. Ahí podemos encontrar su valor positivo, ya que nos permite parar, reflexionar y solucionar, no solo el problema del cuerpo físico, sino también la dimensión emocional y mental de aquello que nos afecte.  

El padecimiento físico es una expresión paralela e inseparable de lo que ocurre a nivel psico-emocional. Este es precisamente el enfoque de las medicinas antiguas y también de la Naturopatía. Una forma global de abordar la salud que considera la íntima relación entre cuerpo, mente, emociones y entorno.

¿Qué hacen las terapias naturales en este sentido? Estimular el bienestar global, empleando:

  • Medios naturales para estimular la energía vital.
  • Recursos para aprender a gestionar las emociones.
  • Técnicas para relajar la mente y orientar el pensamiento positivo.
  • Técnicas para aumentar el grado de conciencia sobre la propia salud.

Cualquier cosa que hagas por tu salud, debe incluir:

  • Revisar tus hábitos de alimentación.
  • Procurarte un descanso reparador.
  • Mantener una actividad física saludable.
  • Emplear remedios naturales para ayudar al organismo a recuperar su vitalidad.
  • Evitar la toxicidad medioambiental todo lo posible.
  • Cuidar tu filosofía de vida: Pensamiento positivo, buena gestión emocional y dar sentido a tus objetivos sintiendo confianza en la vida.

El camino hacia una salud consciente pasa por aceptar y comprender lo que vivimos. Es entonces cuando podemos gestionar nuestras emociones y adaptarnos de una forma positiva. La responsabilidad en nuestro propio bienestar nos sacará del territorio del malestar, tanto físico como anímico.

La salud es un resultado, una suma del equilibrio a nivel físico, psíquico y también social. Para conseguir dicho equilibrio es preciso que afrontemos los cambios que sean oportunos y que atendamos no solo el cuerpo, sino también al ser que lo habita.

Cuidarse de forma natural es adquirir más conciencia corporal, atendiendo tanto las causas de la enfermedad como la realidad de nuestro mundo interior. Tal como dice una de las máximas de la Medicina «no hay enfermedades sino enfermos».


[i] Artículos y estudios actuales sobre la relación entre emociones y enfermedad. https://scholar.google.es/scholar?q=enfermedad+y+emociones&hl=es&as_sdt=0&as_vis=1&oi=scholart.