Hay situaciones en la vida en las que remontar las circunstancias que se viven, es un esfuerzo de superación personal extraordinario. En esos momentos tan difíciles, puede que nos sintamos vulnerables y totalmente incapaces de seguir adelante. Pero resistir, levantarse de nuevo y reconstruirse, es la única opción posible para convertir la crisis en tu gran oportunidad.

La responsabilidad de construir nuestra propia realidad a partir de una situación caótica, nos dará trabajo, tanto por los cambios que tengamos que afrontar fuera como en el interior de nosotros mismos. Pero ese esfuerzo puede traer consigo la experiencia de algo que quizá no te habías permitido pensar nunca (aunque tu corazón lo sepa de hace mucho tiempo).

La buena noticia del drama es que, aunque la vida nos ponga del revés, la consecuencia podría colocarlo todo mucho más derecho. Soy muy consciente de que decir ésto a quien lo está pasando mal, puede resultar irritante. Lo sé por propia experiencia y sé que encontrar los recursos personales para atreverse a una transformación de gran calibre, es bastante más que salir de la zona de confort.  

Si se nos mueven los esquemas y las estructuras sobre las que habíamos cimentado nuestra vida, todo sabe a caos. El desconcierto, el miedo y la desorientación, son casi los únicos compañeros de camino, junto con unas emociones muy difíciles de gestionar. Porque afrontar una crisis personal reta nuestra inteligencia emocional casi constantemente.

Victor Frankl, el psiquiatra y neurólogo austriaco que sobrevivió a la dramática experiencia de los campos de concentración nazis, dijo “cuando una situación es imposible de cambiar, nos vemos en la obligación de cambiarnos a nosotros mismos”.

¿Qué podemos hacer para conseguir una transformación personal que nos lleve al auténtico cambio interior y convierta la crisis en oportunidad?

En medio de la tormenta, desorientados por las cosas que suceden aparentemente sin control, con un cielo cubierto de nubes negras de preocupación y unas emociones a flor de piel, una de los recursos más acertados es el silencio. Hacer silencio a tanto ruido mental. Si necesitamos algo en esos momentos, es precisamente calma y desde la calma, conectaremos con la solución.

Conseguir que cesen los ruidos internos y externos, es la manera de activar tres importantes pilares que nos permitirán reconstruir nuestro mundo:  

  • Nuestro corazón y anhelos (sí, esos que siempre has tenido). Los verdaderamente tuyos y no los impuestos en el pasado, por las circunstancias, los errores tuyos o de otros, la inercia de la costumbre, los prejuicios… Las circunstancias que construyas ahora, en tu presente, serán lo que de forma a tu futuro. Por eso es tan importante que estén dictadas desde lo auténtico. El camino para llegar hacia donde quieres empieza justo donde estás. Sólo depende de la dirección en la que des el próximo paso.

Tu trabajo, tus relaciones, tus proyectos, la conexión con tu mundo interior y la forma en la que vives tu vida, son los caminos por los que llegarás a conectar con la  satisfacción personal y la plenitud.

  • Nuestra serenidad, íntimamente relacionada con el sentido de bienestar que proviene del corazón. Una calma interior que acaba con los ruidos mentales y con los ruidos externos. En medio de la tormenta, encontrar la serenidad del silencio interior, abre las puertas a tu propia sabiduría.

Medita, camina por espacios naturales, observa y percibe lo natural en ti. Olfatea lo que te gusta y da sentido a tu vida. Hazlo conectando con tu silencio interior, por mucho ruido que haya fuera. Practica con regularidad hasta que sea una costumbre. La transformación es un proceso. Irás notando como el encuentro contigo mismo cada día te da más frutos.

  • Nuestra compasión. Una mirada compasiva hacia nosotros mismos y la vida que hemos vivido. Tener compasión por nuestro pasado, nuestra infancia y las experiencias vividas, aceptando lo que nos ha traído hasta aquí, y mejor aún, agradeciendo todo lo que nos ha enseñado.     

A partir del sentimiento de compasión hacia lo que ahora somos, podremos edificar el paso hacia lo que queremos ser. Ese es el primer peldaño hacia la transformación.

Conectar con el silencio, es abrir la puerta hacia nuestro interior y llegar al encuentro con nosotros mismos. Es allí donde se guarda el potencial, la confianza en uno mismo, los recursos para salir adelante. Ese espacio al que solo tú tienes paso.

La responsabilidad de guiar nuestra vida hacia objetivos auténticos, que proporcionen un sentimiento de identidad, es una asignatura pendiente para todos. A veces lo sabemos hacer de manera consciente y otras, es la vida la que nos conduce a ello.

Por difícil que parezca, ser conscientes de que la crisis nos trae una oportunidad, es la clave para saber afrontarla y salir reforzados. Esta recompensa merece todo el esfuerzo que tengamos que hacer.

Al fin y al cabo, se trata de tu vida. ¿Acaso alguien puede vivirla por ti?  

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