Siempre he tenido metida en la cabeza la idea de que en el futuro nadie sobreviviría sin un trozo de tierra donde poder cultivar.

Ahora lo sigo pensando, pero aplico una perspectiva mayor. Veo el simbolismo de esta idea y trato de entender porqué intuí siempre que era algo muy importante. Espero ser capaz de trasmitiros lo que quiero.

La tierra es nuestra madre sagrada. Es el caldero donde cocinamos nuestra vida,  la naturaleza que acontece en ciclos sintonizados con el tic tac de los relojes cósmicos. Danzando al son de los astros, nuestro universo es un edén de ecosistemas que constituye el endometrio de la vida humana.

Sin lo orgánico, nos perdemos.

Nuestro cuerpo y nuestra mente forman parte de ese todo orgánico. Observa cómo, simbólicamente, tu cuerpo es tu tierra. Es el espacio nutritivo donde se hace posible la vida personal. Sin ser conscientes de cómo ocurre, corren ríos de sangre y líquidos vitales por nuestro interior, se crean millones de células nuevas por segundo y se reparan sin descanso los desgastes que supone vivir.

Existe una inteligencia fisiológica que rige nuestro cuerpo igual que existe una inteligencia cósmica que rige el universo. Aceptarlo es abrirse a algo sagrado.

Experimentamos la vida como un tiempo continuo y eterno. Piénsalo, no tienes noción de sus límites. No recuerdas un comienzo exacto ni puedes saber cuándo acabará. Pero, sí es posible es apreciar la vida a través de la experiencia humana.

Y ¿Cuál es el sentido de dicha experiencia?

Bueno, la respuesta a esta pregunta solo la tienes tú cuando reflexionas sobre el viaje personal que estás haciendo.

Mientras transitas la vida, tu alma, tu espíritu o la conciencia de esa vida, viaja en tu cuerpo. Es a través del cuerpo como se materializa la experiencia de la vida humana, incluyendo sus imperfecciones y sus enormes misterios.

El cuerpo y la mente son poderosos instrumentos para entrar en resonancia con lo natural, con la tierra, con los ciclos universales y los relojes cósmicos. Tenemos la oportunidad de tomar conciencia de los acontecimientos de nuestra vida, del aprendizaje que nos han proporcionado y de la recompensa que  ello tiene en el proceso de individuación y maduración personal.

Mente y cuerpo son capaces de resonar con las vibraciones del medio externo y con las personas que nos rodean. Esa resonancia activa múltiples resortes en nuestro interior a través de los que nos hacemos conscientes de quienes somos.  Para que pueda ocurrir, las emociones y pensamientos quedarán imbricados en percepciones físicas y viceversa. La vida nos atraviesa y nuestro trabajo es reconocerla porque lo sagrado de la vida está vinculado a tu tierra, que es lo mismo que decir vinculado a tu cuerpo y tu mente.

Septiembre, con el sol inmerso en la constelación de virgo nos ayuda a retomar buenos hábitos físicos y psicoemocionales. La responsabilidad de cuidar de nosotros es un deber que se aprende con el tiempo. Te invito a mirar esa responsabilidad no como una tediosa rutina, sino como la puesta en acción de una inteligencia que sabe responder a las circunstancias y que cuida lo sagrado.

Este es un buen momento para planificar, ordenar, proyectar, reflexionar sobre lo logrado, corregir rumbos, apostar por el cuidado de tu tierra, de tu vida, tus emociones, tu cuerpo y tu psique.

Ahora es el momento.

  • Persigue el objetivo que deseas sin generar obsesión.

 

  • Planta la semilla de lo que quieres ver en tu vida con un pensamiento claro sobre eso que quieres lograr.

 

  • Riega cada día tus objetivos con amor, calma y esperanza.

 

  • Acepta las condiciones climatológicas. A veces la cosecha se pierde por una tormenta. En ese caso, habrá que volver a plantar.

 

  • Reconoce aquello que no te permite crecer. A veces nos parece que son otras personas las que nos lo impiden, otras, parecen ser las circunstancias. En cualquier caso, hay algo de ti que está involucrado. Empéñate en averiguar qué es.

 

  • Observa lo que has aprendido de tus errores pasados. No te culpes ni te condenes. El error es un importante camino de aprendizaje cuando podemos mirarlo con amor.

 

  • Venera lo sagrado en ti, la inteligencia que rige la vida, los procesos físicos y cósmicos de los que no eres consciente y que muchas veces te presentan circunstancias que no alcanzas a explicar más que como simples casualidades.

 

  • Aquieta tu mente para apreciar la inmensidad de una inteligencia mayor que tú. En ese momento observa que formas parte de ello.

 

¡Feliz mes de septiembre!

 

Lola Noguera. Terapia holística. Consultas y programas presenciales y on-line.

Naturopatía, Osteopatía, Coaching Personal Sistémico, Astrología Psicológica, Astrogenealogía